Aproximadamente 925 millones de personas en el mundo no comen lo suficiente para vivir saludables (FAO, 2012). Una de cada siete personas en la tierra se acuesta a dormir todas las noches con hambre. El hambre encabeza la lista de los 10 principales riesgos para la salud. Cada año muere más gente por el hambre que por otras causas como el SIDA, la malaria y la tuberculosis.Un tercio de las muertes en niños menores de cinco años en países en desarrollo están relacionadas con la desnutrición…
Dos corrientes de opinión pretenden establecer las causas del hambre en el mundo. Una la atribuye a la falta de producción de la cantidad necesaria de alimentos. La otra sugiere que sobra capacidad para producir alimentos, el problema radica en la falta de los recursos económicos necesarios para su compra por parte de los necesitados.
Curiosamente la biotecnología puede dar respuesta a las dos problemáticas señaladas. Su capacidad para producir más alimentos está ampliamente demostrada. A la revolución productiva de los transgénicos, le podemos agregar la posibilidad producir carne en birreactores en cualquier lugar del planeta o la de aprovechar al máximo la biotecnología de microalgas. A modo de ejemplo, la microalga spirulina (contiene un 70% de proteínas, calcio, fósforo y vitaminas) constituye un alimento anti-desnutricional completo, cultivable en piletones, sobre tierras no aptas para cultivo. Solo tres gramos de spirulina por día pueden evitar la desnutrición en un niño…
En cuanto a la segunda problemática planteada ¿qué puede hacer la biotecnología para generar los recursos económicos necesarios para alimentar a los hambrientos?
Los primeros equipos para la secuenciación de los genomas en unas pocas horas y a un costo accesible (entre 100 y 1000 dólares) ya se están comercializando con fecha de entrega en el 2013, constituyendo un punto de partida y de inflexión en el conocimiento del genoma de 7000 millones de seres humanos y por ende en el inicio de la era de una medicina personalizada genético-molecular. Basta decir que unas 6000 enfermedades conocidas son producto de un único gen dañado. Estamos hablando ni más ni menos de un diagnóstico a nivel genético-molecular, terapias a nivel molecular y en disminuir en forma drástica los gastos en la salud mundial producto de tratamientos prolongados y costosos de enfermedades crónicas terminales. Esto permitirá una drástica disminución en los gastos destinados a la salud mundial y un volumen de recursos económicos liberados suficientemente importantes para ser utilizados por los estados en la generación-provisión de alimentos para los millones de habitantes de la tierra sin capacidad de adquirir alimento alguno.
Con la firme convicción de todos nosotros, la biotecnología podrá con el hambre del mundo.
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