El desarrollo y bienestar económico del siglo XX se basó en el megaconsumo del petróleo, el carbón y el gas natural para la producción de químicos, materiales y energía en general.
Los grandes cambios económicos de la historia ocurren cuando confluyen una serie de fuerzas tecnológicas y sociales creándose una nueva matriz operativa. Ahora el mundo se encamina a un nuevo tipo de economía “limpia” de base biotecnológica sustentada por un impresionante desarrollo biotecnocientífico tendiente a dar respuestas a problemáticas socioeconómicas cruciales tales como la necesidad de más energía, el aumento de la contaminación, el calentamiento global, la merma de diversidad biológica y el impresionante crecimiento de la población mundial.
En tal contexto podemos redefinir a la bioeconomía como una economía basada en la biotecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales renovables, con su acervo de 65 millones de genes y la ingeniería genética, para dar respuestas a necesidades socioeconómicas tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable.
Georgescu-Roegen, "el padre de la bioeconomía", siempre trató de establecer una relación entre la posibilidad de encontrar una tecnología viable y el mantenimiento de la vida en el planeta. Dejó claro que no podía ser cualquier tecnología. Su viabilidad debía apoyarse en lo que el Rumano denominaba “receta prometeica” en homenaje a Prometeo un personaje de la mitología griega que robó el fuego a los dioses para entregarlo a los humanos y hacerles la vida más placentera. Decía “Para encontrar esa receta y vencer la espada de Damocles de la entropía necesitamos tiempo. Lamentablemente, la cuestión que dramáticamente surge es: ¿qué hacer mientras?, sobre todo cuando la civilización industrial profundiza día a día su dilema energético”.
Casi 45 años después, con una población de mundial de 7.000 millones de habitantes y un informe de la ONU indicando que la tierra sólo podrá soportar 10.000 millones, vamos en camino de quedarnos sin recursos energéticos, alimenticios y con un medioambiente en el límite de lo saludable. La biotecnología se vislumbra como la única respuesta posible y sustentable en el tiempo a las crecientes demandas socioeconómicas. Hoy ya no hay dudas. La biotecnología es la “receta prometeica” que esperaba la bioeconomía de Nicholas Georgescu-Roegen.
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